viernes, 9 de abril de 2010

Venganza para aquel que nunca duerme.

Cuando el viento mece
y se arremolina en mis oídos
el susurro del frío,
las pesadillas acontecen
y perturban tu recuerdo.

Comprenderse a uno mismo.
Y conciliar el sueño
de nuevo.

La dificultad reside
en mantener la distancia.
Y tú no vuelves.
Y asumo la culpa
porque la pesadilla es mía y
el insomnio una herramienta.

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